lunes, 23 de julio de 2007

Deja que yo decida por ti

Leo en 20minutos.es que la empresa Latbus, empresa municipal adjudicataria del transporte en Murcia, ha tapado los radiocasetes de todos sus autobuses con un panel y sólo se puede apagar o encender, pero no cambiar ni ajustar el volumen.

¿Adivináis cuáles son las emisores pregrabadas? Acertáis. Cope, Onda Cero y no se qué radiofórmula.

Pero la cosa no queda aquí. Los chóferes también se quejan de que el bloqueo de las radios lleva una alarma que alerta a la empresa de que se está manipulando.

La empresa reconoce que impone las emisoras. "Es para guardar una línea y esto ya lo hacen otras compañías. Se pone música y se van cambiando las emisoras. Lo hacemos para dar respuesta a las sugerencias de los viajeros que se han quejado por el volumen de la radio".

Los conductores de Latbus no piensan ceder y dejar que la empresa les imponga las emisoras. La plantilla ha acordado movilizarse y celebrará el "día del transitor": todos los jueves se subirán con una radio para poner lo que quieran. "Sin molestar y no muy alto". Según afirman: "no tenemos problemas con los usuarios. Si alguna vez nos han dicho que apagáramos la radio, se ha apagado; si les gustaba la canción, el volumen se ha subido, y si pensaban que la llevábamos muy alta, se ha bajado. Siempre hablando y consensuando las cosas, no imponiendo". Bravo por los conductores de Latbus.

A veces no es necesario un gran atropello para minar las libertades. Se puede hacer a base de pequeñitas e insignificantes tropelías.

2 comentarios:

Juan Ayala dijo...

A mí estas cosas me chocan, no ya por el asalto a las libertades, si no por la estupidez de las mismas. ¿ Qué tiene que ver el volumen de la radio con la emisora que se sintonice ? ¿ A esta gente hay que explicarles la diferencia entre un sintonizador y un amplificador ?
Por otro lado, si lo que buscan es infundir la moral copeliana, ¿ quién le presta atención a la radio en un autobus? Si con el traqueteo, los frenazos, el ipod del que se te sienta al lado, los pitidos y los finos comentarios entre conductor y pasajeros ( o entre conductores ), lo que uno desea es taparse los oídos. Acaso sea que los alcaldes limusineros ignoran estas pequeñas miserias del transporte público

Miguel Ángel dijo...

Dicen que se había prohibido cambiar (entiendo que de emisora) y ajustar el volumen.
En cuanto a lo de la atención que le puedas prestar a la radio estoy completamente de acuerdo contigo.
Lo que ocurre es que son esas pequeñas tropelías cotidianas.
Me ha gustado lo de los alcaldes limusineros.