La gran pregunta de Quevedo

Andaba yo una de estas tardes enfrascado en algo que a buen seguro no era hacer dinero, cuando mi hijo me reubicó en la realidad al grito de Papá caca.

Los que tenemos hijos sabemos que hay que darse prisa si uno no quiere recoger caquitas (eufemismo, porque a veces no es pequeño todo lo que sale del cuerpo de un angelito de 2 años y medio) de, por ejemplo, la alfombra del salón.

Bien, pues en esta ocasión parece ser que no me di suficiente prisa (mi bajada a la tierra ya no es tan rápida como antes) tocándome recolectar directamente del calzoncillito. Qué bonito.

Contéselo luego a mi santa, en una de esas conversaciones que mantenemos ahora, añadiendo también el detalle de que se escapó también algo de pis. A lo que ella me contestó:

- Claro, es que como decía Quevedo, nadie es capaz de cagar y no hacer pis.

- Yo sí - le dije.

- Eso es imposible – me contestó zanjando el tema como sólo sabe zanjarlo una mujer. Lástima, pensé yo, porque es un tema que da para mucho.

Así que, para salir de dudas, aquí os traslado la gran pregunta que ya se hacía Quevedo:

Vosotros que os creéis sagaz,
y de todo os reís,
decidme si sois capaz
de cagar y no hacer pis.