martes, 22 de enero de 2008

Los libros arden mal. Manuel Rivas

Lo primero que llama la atención en esta obra monumental es su tamaño. Y es que 610 páginas pueden amedrentar a los lectores, y a mí el primero.

Una vez superado ese miedo (una novela tan larga necesita cierta dedicación, no se puede leer a ratos) el comienzo es totalmente frustrante. Manuel Rivas no nos da ni un solo indicio, ni un solo asidero, ni un solo cabo que atar. Y el lector se desespera ante el desfile desmedido de personajes, de voces, de estilos, de épocas.

Pero he aquí, que al final del oscuro pasillo por el que transitamos en forma de página, aparece la primera puerta que deja entrever una rendija de claridad. Empezamos a entender. Captamos el mensaje: nada de lectores-hembra (entiéndase en el sentido cortazariano del término, por favor). Aquí hay que trabajar duro reconstruyendo y completando la novela. Y ésta sólo avanzará en tanto en cuanto el lector la vaya armando. Literatura con mayúsculas, amigos, la que amamos. Porque, ¿hay algo más hermoso que tener esa sensación impagable de haber destapado todos los guiños que nos ha ido dejando el autor? ¿De aceptarle el envite de jugar a encajar todas las piezas?

Dice Manuel Rivas: “Si me apuras mucho a elegir entre el qué y el cómo, te digo que me quedo con el cómo, porque para mí la escritura es un ejercicio de expresión estética, un compromiso con el trabajo artístico a través de las palabras. Y eso conlleva una ética, porque donde había vacío, nace algo nuevo. Me apasiona la idea de Roland Barthes de que llega un momento en el que el lenguaje forma parte de ti mismo, de tu propio cuerpo".

Fuera de este ejercicio de estilo, con su prosa lírica y su multitud de registros y voces, la novela también es una crónica de la ciudad de A Coruña en el siglo XX, con un sinfín de personajes en permanente pulsión entre la muerte y el deseo.

Por último destacar que esta novela fue elegida libro del año 2006 por los libreros de Madrid.

10 comentarios:

Juan Ayala dijo...

Le tuve miedo a leer esta novela en su momento, aunque Rivas me encanta. Tiene toda la pinta de ser larga y densa.
No sé si me lo has quitado, Miguel, yo soy bastante lector-hembra. Ya sabes, me gusta que me cuenten historias

Miguel Ángel dijo...

Pues entonces no lo dudes Juan. Esta novela está llena de historias. Es casi una novela de novelas y de cuentos.
Y lo del lector-hembra de Cortázar iba por otro lado, como tú muy bien sabes, porque a todos nos gusta que nos cuenten historias.

Juan Ayala dijo...

Si, pero los libros en que hay que reconstruir la historia, no son mis favoritos ( ya sabes que no comparto tu fervor por Cortazar y Rayuela ). Principio, nudo y desenlace, en ese sentido me gustan novelas con estructuras clásicas.

Miguel Ángel dijo...

¡Pero si luego eres uno de los principales valedores de Vargas Llosa y de su estilo! ¿O me vas a decir que no te impresionan estilísticamente La fiesta del Chivo o La ciudad y los perros?

Juan Ayala dijo...

Vargas Llosa me encanta, pero no encuentro tantas similitudes entre el estilo del peruano y el de Cortazar. Con Vargas Llosa, Marquez, etc... puedo saltar de un espacio o tiempo a otro, pero siempre sé dónde estoy; sin embargo con Cortazar nunca sé dónde ando.
En cualquier caso, de La Fiesta del Chivo lo que me impresiona no es la estructura de la novela, si no la crudeza de los personajes y situaciones.
En cualquier caso, Miguel, como siempre, creo que discutimos porque queremos decir lo mismo con distintas palabras

Miguel Ángel dijo...

Y, porque no nos engañemos, nos encanta discutir.
Manuel Rivas está más en la senda de Vargas Llosa y García Márquez que en la de Cortázar.
Y ya sabes que estos beben de Faulkner, que sigue siendo nuestra gran asignatura pendiente. Tendremos que subsanarla algún día, amigo.
Es casi hasta pecado que dos fans confesos de Amanece que no es poco no hayamos leído todavía a Faulkner, con lo que gusta en ese pueblo.

Juan Ayala dijo...

Si sólo fuera Faulkner asignatura pendiente...
Por cierto, he leído últimamente Atlas de Geografía Humana y Los aires difíciles de Almudena Grandes, y ha aumentado considerablemente mi estima por esta escritora

josh dijo...

Virgen del Carmen, me despisto un par de dias y teneis esto lleno de letras. He estado enfrascado en el examen extraordinario de diciembre, que lo han pasado a febrero, pero a mi me lo han sacado de fechas y me toco en enero. Esto si que es Faulkner con dos conojes, o cojones.

txema dijo...

Lo útlimo que leí de Almudena G. me gustó mucho, Estaciones de Paso y sobre todo Castillos de Cartón.
Por cierto Miguel, ayer terminé La Carretera, y bueno, a grandes rasgos, me gustó, me fue enganchando a medida que pasaba las páginas. Hubo un momento del libro en el que se me hizo un tanto cansina la forma de narrar, pero al final te va llegando la incertidumbre y pesadumbre de la historia, lo que hace involucrarte en el relato.
Buena recomendación.

Sergio Cortés dijo...

100% de acuerdo con la reflexión de Chema de la carretera!!!

a mi , en resumen, me parecío un excelente libro.