viernes, 10 de octubre de 2008

Poveda bajo tierra o Flamenco Underground

Ayer estuve en Chamartín dentro del ciclo Cumbre Flamenca que organiza el Metro de Madrid. Llevado por los consejos de nuestro estimado Miguel Angel, fui a escuchar a Miguel Poveda. Dejando aparte la cola para recoger la entrada, y el hecho de que un intercambiador de metro no reúne las mejores condiciones acústicas, la cosa estuvo muy bien.
Antes de Poveda bailó Jose Maya "nueva estrella del baile flamenco", según el programa, pero ya sea por mi ignorancia del baile flamenco o por mi falta de sensibilidad, una vez pasado un rato, me pareció repetitivo. En cualquier caso, interesante.
Poveda, por su parte, magnífico. Tampoco conozco mucho el cante flamenco, pero tocó todos los palos: tientos, malagueñas, soleares, fandanguillos, la famosa copla "alfileres de colores", que mezcló con "Ojos Verdes", "La zarzamora" y alguna más, etc... y sí, Miguel Angel, se arrancó por tarantos, todo esto durante una hora y media larga. Simpático, con improvisaciones, buen artista. Y un fallo técnico nos regaló un momento de esos mágicos que no siempre se ven.
El vestíbulo dónde actuaba está directamente situado sobre la línea 10, y la construcción no está cerrada, quiero decir que desde dónde se cantaba se podía ver, asomandose a un lateral, los vagones pasar. Cuando el equipo musical funcionaba, tapaba casi por entero el ruido de los metros.
Pero en un momento en que Poveda había despedido a su acompañamiento y cantaba a pelo él sólo, su micrófono pegó un petardazo y se perdió el sonido por los altavoces. Ni corto ni perezoso, continuó cantando como si tal cosa. Y en ese momento, comenzó a entrar un metro... De perdidos al río, debió pensar el cantaor, o tal vez "por mis santos cojones", y haciendo el inútil micrófono a un lado, se acercó al borde del escenario y a seguir cantando.
No se puede competir con el ruido de un metro al entrar, pero Miguel demostró que puede uno hacerse escuchar. Y así hasta que un alma caritativa se compadeció de la yugular del artista, que empezaba a hincharse hasta lo indecible comenzó a gritar "Olé" y a aplaudir, y el público puesto en pie, deliró.

5 comentarios:

Miguel Ángel dijo...

Y eso que escuchaste a Povéda, si llegas a escuchar a Poveda...
Luego me decís...

Juan Ayala dijo...

Corregido, académico :-)

Sergio Cortés dijo...

Te necesitamos Miguel Ángel.. no lo dudes...

Markesa Merteuil dijo...

Me has dado envidia sana...

Juan Ayala dijo...

¿ Existe la envidia sana ? Hete aquí un tema para un post....:-)