viernes, 22 de mayo de 2009

Con fuerte viento de levante y poca vergüenza

En muchas películas bélicas, los militares que aparecen exhiben un evidente desdén por los civiles y su falta de virtudes castrenses. Frases de la clase: "Son civiles, ¿ qué esperas ?" o "los civiles no tienen honor" son clásicas de este género cinematográfico.

Honor no sé, pero lo que si parecen tener algunos "civiles" es muy poca vergüenza.

Comento esto a propósito de la condena dictada contra un general y dos comandantes del ejército por falsedad documental. Los documentos falsos eran los certificados de defunción de los soldados fallecidos en el accidente del YAK-42, asignados a boleo para no retrasar el funeral de estado previsto.

Rememoremos la cadena de hechos que nos ha traído hasta esta sentencia. España envía soldados a Afganistán ( no entro a opinar al respecto). Para el transporte de los mismos, se subcontratan aviones de dudosa capacidad. En un accidente, mueren soldados españoles. Urgentemente, se monta un funeral de estado, quizás para desviar la atención. Debido a esta urgencia, no se identifican estos cuerpos correctamente, con tan mala fortuna, que ni uno de los certificados repartidos al azar, acierta con la verdadera identidad de los soldados. Por esta razón, se ha condenado a tres militares.

Y el entonces ministro de defensa de aquel entonces, don Federico "viva Honduras" Trillo, no ha dicho ni esta boca es mía.

Este es el mismo ministro, que cuando la gloriosa reconquista de Perejil, compadeció con una sonrisa y en tono épico dijo "Al amanecer, con fuerte viento de levante....". Como si él en persona hubiera clavado el estandarte de la glorias patrias en la más alta cima militar que vieron los siglos
pasados y verán los venideros.

Nunca he sido fan de lo militar, salvo en películas y demás ficciones, pero comprendo perfectamente que ahora los militares estén de una mala hostia del copón con este sujeto. ¿ O es qué alguien cree que este ministro fuera totalmente ajeno a toda esta cadena de despropósitos ? ¿ O es que alguien olvida el desprecio con qué trato a los familiares de estos fallecidos cuándo empezaron a preguntar si ese cadáver era de verdad su hijo, su hermano, su marido, su novio ? ¿ Cómo culpo en sus declaraciones de todo este asunto a los jefes militares ? Y es que, aunque prestáramos oídos a sus historias, que huelen a podrido desde lejos, ¿ no debería al menos reconocer que se equivocó, que no supo controlar a sus subordinados, que fue incompetente en sus funciones, y en tono humilde, pedir disculpas por lo sucedido y retirase de la vida pública ?

Su comportamiento me recuerda el de aquel general francés de "Senderos de gloria", la magnífica película de Kubrick. Es decir, la bandera de la nación bien alta, la boca llena de palabras como deber, honor, valor.... y a los soldados, que les zurzan.

Humildad... Escuchadlo. En vez de eso, altanería y muy poca vergüenza

1 comentario:

Anónimo dijo...

He sido vecino de ese Trillo, y "manda huevos" lo que tengo que aguantar de un paisano mío...
Tienes toda la razón del planeta. Llenarse la boca cuesta muy poco, ser humilde (lo más fácil), parece ser que cuesta demasiado.