lunes, 1 de octubre de 2007

Ya me invitan a las bodas

Como bien sabéis este viernes se casó mi hermana. Me invitó, lo cual no es baladí teniendo en cuenta mi largo historial de exclusiones en los casamientos. No contenta con invitarme, me pidió además que leyera un discurso. Así que aquí os lo dejo por si alguien lo quiere leer. (Seguro que le prestáis más atención que los asistentes a la boda).

Decía Platón que los espíritus vulgares no tienen destino. No puedo estar más de acuerdo, porque ¿acaso los espíritus prosaicos son capaces de distinguir el azar del destino, la causalidad de la providencia? No. Ellos sólo saben resignarse ante su sino, llamándolo suerte o desventura, según el caso.

Muy al contrario, las personas que van de la mano de su albur, como Maite y Paco, no lo acatan porque sí. Ven las cartas que tienen y a veces las tiran. Y así ocurrió cuando el hado empezó a barajar esas cartas. Las fue repartiendo en Pozuelo, en Aguadulce, en Almería, en Parma, en Madrid. ¡Fue incansable ese hado vuestro! Recuerdo vivamente como Maite me lo contaba, cuando vivíamos en casa de la Jero e iba a pedirle tabaco a su habitación cualquiera de esas interminables noches de estudio:

- Hay un chico, Paco, al que no dejo de encontrarme allá por donde voy – me decía - ¿Qué te parece?

- Que está claro. El destino está poniendo ante ti al hombre de tu vida. Y que si te gusta no deberías dejarlo pasar, por si no aparece en otro recoveco del camino – le dije. Y seguramente, en esos días en los que andaba tan encandilado con Cortázar, le daría a leer el capítulo 93 de Rayuela: “Pero el amor, esa palabra... Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.

Así sería, más o menos, que Maite se dio cuenta que estaba estaqueada en la mitad del patio.

Entonces fuimos arrancando hojas del calendario: Maite me presentó a Paco, lo conocimos, nos caímos bien, se instalaron en Altamira, llegará María,… hasta que un buen día me los imagino como en esa canción de Ismael Serrano, al que tantas veces oí cantar con Maite, en una escena tal que así:


Un día de estos te doy un susto y te pido,
seria y formalmente, que te cases conmigo.
Ay, mi vida, un día el susto te lo doy yo a ti,
y si me preguntas, te respondo que sí.


Y aquí están hoy ejerciendo el derecho que todos tenemos a contraer matrimonio, a convertirnos en cómplices, iguales en derechos y deberes, que deben respetarse y ayudarse mutuamente. Y será su obligación el conseguir que los niños que formen su familia se conviertan en ciudadanos justos, solidarios, críticos e íntegros y que sepan escoger sus caminos sin caer en la celada de la cañada única por donde trashuma tanto adocenado gris, engullidos por el miedo a lo diferente. La tarea es ardua, pero la recompensa es grande. Preguntad si no a vuestros padres. Ellos lograron que nosotros, con nuestros defectos, nuestras ideas, nuestras miserias y nuestras dignidades, nos convirtiésemos, al fin y al cabo, en buenos ciudadanos, con todo lo que esa maravillosa palabra representa. Sois el ejemplo. No cejéis.

Por supuesto que el camino no es fácil, hay repechos, desánimos, vida. Sólo se supera con una cosa: pasión. Sin pasión, sin amor, no somos nada. Y éste va a tener muchos colores, como las hojas que caen de los árboles que empiezan siendo verdes y acaban castañas, pasando por el amarillo e incluso el violeta. Pasará de la fulminación inicial al sosiego cómplice último. Pero, ¿no me digáis que no ha de ser preciosa esta huida del desánimo? Así que cada vez que miréis hacia atrás y veáis como el cansancio, la rutina de los deberes y el abatimiento os pisan los talones, acordaos de llenar de verbos la vida: hay que jugar, llorar, sentir, beber, follar, gritar, leer, reír, abrazar, soñar, sufrir, querer. Así el desaliento no logrará alcanzaros nunca. Por muy deprisa que vaya.

Y como despedida, me permito tomarme una licencia. Y es que un cinéfilo empedernido como yo no podía dejar escapar la ocasión, no sea que no haya otra, para soltar aquello de: El que tenga algo que decir que hable ahora o calle para siempre”.

El amigo Chema ya lo conoce (ofició la boda. Joder, parece que te estoy llamando cura).
Como anécdota, el comentario se lo debemos al propio Chema, decir que fue la primera boda de la historia en la que en lugar de esperar el novio a la novia, como viene siendo habitual, los novios esperaron al hermano de la novia, es decir, a un servidor. Cosas que pasan.

11 comentarios:

Juan Ayala dijo...

Que gran juez de paz se perdió cuando te dedicaste a la ingeniería.... ;-)
Bien, muy bien el discurso, pero tú lo puedes hacer mejor

Miguel Ángel dijo...

Entonces será que no te ha gustado mucho Juan. Hay que tener en cuenta que a a esta boda sólo asistían los padres, abuelos y hermanos de los novios. Es decir, no había mucha juventud, y por tanto el tono del discurso tiene que ser distinto. De todos modos, como ya he comentado antes, me parece que nadie le hizo ni puto caso. Por lo menos salvé la papeleta con dignidad, que no es poco. Ya te tocará y estaremos con la caña preparada.
Y para el de mi hermano, si llega, procuraré hacerlo mejor.

Sergio Cortés dijo...

pues a mi, sí que me ha gustado.
Cómo no gustarme esas frases que también rigen mi vida del capítulo 93 de Rayuela y la suerte: esa mera concatenación de voluntades dirigidas.

Memorable una frase con la que me quedo : "acordaos de llenar de verbos la vida"...
no tengo más palabras que "impresionante".

En algún momento has estado como mi amiga "vecina martier"... exhaustivo e intenso pero se perdona en tan magno evento.

En fin.. que me gustó.. vivaz ese vocabulario rebuscado....

me hubiera gustado ver las caras al grito de alguna palabra como "adocenado gris" o alguna otra como "follar"...

emotivo fue..

txema dijo...

El discurso fue bueno, por lo menos a mi si me lo pareció, además si que le prestamos atención...pero creo que nos estás ocultando una parte del discurso...recuerda, recuerda...y escríbelo en este nuestro blog.
Amic Sergi, yo pude contemplar todas las caras cuando voló el verbo follar, pero al ir tan seguido de muchos otros no se le dio demasiada importancia, mas teniendo en cuenta la prueba evidente; ¨los novios ya lo habían practicado¨...¡QUE DESHONRA!

Miguel Ángel dijo...

Tiene razón el amigo Chema. Omití una parte. El discurso tenía que haber acabado así:
"No sé si os habréis dado cuenta, pero para mi que se ha casado de penalty".
Sergi, no jodas, me comparas con tu "vecina martier". Pero si yo no sostenía una taza de café ni estaba en cuclillas sobre una silla.
Me alegro de que os haya gustado.

Juan Ayala dijo...

Yo no dije que no me gustara. No sé ese empeño en poner en mi boca lo que no digo. Pero si pienso que lo puedes hacer mejor, pues lo digo. A mí seguro que me hubiera salido peor, por no hablar de que seguro me hubiera trabucado al hablar en público.

Miguel Ángel dijo...

Amigo Juan, no te enfades. Me parece bien que digas que lo puedo hacer mejor; eso es como cuando los toreros dicen que les gusta que les exijan en las plazas grandes, que eso es bonito. Pero no te enfades.
No estoy de acuerdo en que a ti te habría salido peor. Siempre fuiste un gran orador. Seguro que te habría quedado supremo.
Y no era mi intención poner en tu boca cosas que no has dicho. Extrapolé en exceso.

txema dijo...

no no no no no... lo del principio.

Miguel Ángel dijo...

Es cierto, se me había olvidado.
El discurso realmente empezó así:
"Este premio Goya se lo quiero dedicar a mi familia, al productor que siempre creyó en mí, ...."
Aquí hice una pausa, puse cara de póker, miré a los asistentes y mientras me guardaba el papel dije:
"Perdón, este es para otro día".

Anónimo dijo...

si dices que nadie de los asistentes le dio la mas minima importancia y que nadie te dio la enhorabuena, es decir, que no tienes hermano, en fin siempre queda mejor quedar como el incomprendido, el escritor noctambulo, fumador alcoholico paseando con su gabardina por la noche bajo la lluvia de paris.
si me caso, repito, si me caso tendras otra oportunidad¡¡¡

Miguel Ángel dijo...

Lo único que he dicho es que nadie parecía estar prestandome atención. A ti no te veía desde donde yo estaba.
Y a cualquiera que le preguntes te dirá que el único que se acercó a darme la enhorabuena por el discurso fue mi hermano. Y si te lo dicen será porque yo se lo he dicho.
Y ya sabes que nunca me he tirado el rollo de escritor incomprendido...
Iré pensando ya en ese discurso para cuando te cases, repito, para cuando te cases.