Fernando controla la calle de Preciados, pero no puede pasar la línea que la delimita con la Puerta del Sol. Es la zona que le han asignado sus jefes. Así, embutido en su mono azul de trabajo se dedica a anunciar una compañía de telecomunicaciones, una de automóviles, otra de lubricantes, de neumáticos,... Es asturiano y tiene 27 años. Cobra 35 euros diarios por siete horas y media de trabajo. Es poco. Pero el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, además, considera que está siendo "vejado", "degradado" y "forzado" a llevar publicidad. Por eso -y dice el alcalde que ha sido idea suya-, se ha incluido en la nueva Ordenanza Reguladora de Publicidad Exterior la prohibición de los hombres anuncio. Fernando no lo tiene claro. "Es más degradante no poder comer. Si el señor alcalde me da otro trabajo, estoy encantado de dejar éste", propone.
Extracto de noticia aparecida en El País en su edición del día 10-10-08 firmada por Daniel Verdú y corregida por un servidor que no tiene nada en contra del señor Alonso pero menos aún de los anunciantes de Preciados.
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3 comentarios:
Bien traido, Miguel, pero me quedan dudas, ¿ qué es lo que quieres decir?
a) Que a Fernando Alonso no se le deje llevar publicidad
b) Que lo humillante no es llevar publicidad, si no que te paguen poco por ello
c) Que las autoridades dejen que cada cual curre de lo que quiera
d) Hacer una broma
Básicamente la opción e.
Ahora en serio, es un "think out the box", como diría Sergio.
Los mismos a los que les parece denigrante los hombres anuncio reciben en loor de multitudes al hombre anuncio Alonso.
Creo que se debería prohibir la llegada, este año, de la vuelta ciclista a Madrid, porque hasta en el escroto llevan tatuado los ciclistas "calcetines Ferry".
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