jueves, 29 de enero de 2009

Era pos-Ramoncin

Mi ajetreo en esta época no me permite contribuir al blog con la frecuencia que yo quisiera. Aunque os leo, faltaría más. Permitidme que comparta con vosotros algunos pensamientos que me surgieron el otro día. Andaba yo cenado, duchado, afeitado, con los niños acostados, y en amable conversación con la Maga, cuando decidimos poner la televisión, por motivos que no vienen al caso. Esa televisión mía, sin adaptador TDT, sin mueble que la acoja, sin el respeto en definitiva que merece tan avanzado tótem de nuestra sociedad. Entre todo lo que allí salía, nos decidimos por una tertulia, aparentemente sobre asuntos de política. Unos segundos de atención, nos llevaron al tema a debate. Un posado fotográfico para un dominical de la portavoz del PP en el congreso de los diputados. Es decir, su conveniencia, o no. Tremendo. Yo pensé, qué país tan feliz, en el que un asunto tan aparentemente baladí se convierte en objeto de debate, de interés. Analistas políticos debatían con vehemencia sobre el particular. Y entonces apareció. Ella, o él. Bibi Andersen, Fernandez, o simplemente Manolo. Vieja, trabajada, de tanta vida almodovariana, de tanto botox, silicona, y cirugía mayor para partes menores. Como una invitada más a la tertulia, analizando las consecuencias políticas de tan grande osadía fotográfica. No pude evitar la perplejidad al ver a tamaña ¿actriz?, reconvertida por obra de algún encantador en intelectual y analista política. Inmediatamente pensé en Ramoncín. Ese otro gran artista que se declaraba el rey del pollo frito, para acto seguido exhortarnos a comer mierda en la misma canción. De un tiempo a esta parte caído en desgracia entre su público, aparentemente por su defensa de los derechos de autor. Otros sospechamos que fundamentalmente por su mediocridad artística. En cualquier caso, otro exponente de la reconversión en intelectual. De cantante a analista, por la vía rápida. Por un atajo que el resto de los mortales no conocemos. Por la ciencia infusa. Ese procedimiento en virtud del cual uno se levanta por la mañana con una capacidad de análisis, síntesis y clarividencia superior a lo que el resto podemos aspirar. Y además, conscientes de su singularidad, nos regalan sus pensamientos y disquisiciones a todos los que queramos escucharlos. Me fascina nuestra sociedad.

4 comentarios:

Juan Ayala dijo...

Certero...
No sé, en algún momento de la historia de la tv, el ser conocido dio patente de corso para opinar de lo que fuera, aunque no se tuviera ni idea del tema. Y lo que es peor, creo que la gente le haría más caso sobre cualquier tema a un famosete que a un catedrático en la materia.
Por cierto, Miguel, tengo un cuento sobre Tom Doniphon casi terminado, aunque no sé si me atreveré a colgarlo...

Miguel Ángel dijo...

Si no te atreves acolgarlo, por lo menos pásamelo a mí.

Miguel Ángel dijo...

Cuenta la leyenda, que en el devenir de un tertulia uno de los contertulios, ante una pregunta del moderador, respondió:
- No lo sé, la verdad es que desconozco por completo ese tema.

Juan Ayala dijo...

Bueno, al menos tenía cierta ética ese contertulio...
Aunque queda mejor la frase "Aún no tengo opinión formada sobre el asunto"