sábado, 21 de marzo de 2009

Maus, de Art Spiegelman

Nunca antes había leído una novela gráfica, de éstas que Hollywood ha puesto de moda con las adaptaciones de Alan Moore (V de Vendetta, Watcmen, …) o las Frank Miller (Sin City, 300, Batman: el regreso del caballero oscuro,…). Y mi bautismo no ha podido ser mejor, aunque no empezara por ninguna ya adaptada, si no por Maus, de Art Spiegelman.

Maus es la historia de un superviviente de Auschwitz, Vladek Spiegelman, narrada a su hijo Art, el autor del libro, y contada a través de las narraciones de su padre. Pero además, el autor también realiza un retrato de su padre en la actualidad (en el momento en que se entrevista con él para que le relate sus recuerdos de la guerra) así como de su difícil y tensa relación con él, dejándonos muy a las claras que el hecho de haber sobrevivido a un campo de concentración no te convierte de facto en mejor persona. Más bien uno se da cuenta de que Vladek Spiegelman sobrevivió por ese sujeto tan intangible e injusto que es el azar. Así, el autor va más allá del Holocausto para instalarse en la psicología del superviviente en un intento de deshacer la maraña de su relación paterno-filial, de la sombra de una madre suicida y del fantasma de un hermano santificado al que nunca conoció.

Pero Maus es mucho más. Es un estudio de la propia creación gráfica, una demostración de cómo usar distintos planos narrativos dentro del cómic y un ejercicio de demolición del maniqueísmo que siempre acompaña a todo lo referente al holocausto. Y por supuesto, no se puede obviar el más importante ardid estilístico, acertadísimo, que se permite el historietista, que es el presentar a los personajes con rasgos faciales de animales; así, por ejemplo, los judíos son presentados por ratones, mientras que los nazis son gatos, los polacos cerdos y los americanos perros.

Maus está considerado unánimemente por la crítica como uno de los mejores cómics de la historia. Además, se trata de uno de los escasos cómics que se hizo con un reconocimiento notable: recibió uno de los prestigiosos Premios Pulitzer en 1992, una beca de la Fundación Guggenheim y dió lugar a una exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

¿A qué esperáis para leerlo?

1 comentario:

Juan Ayala dijo...

Mi experiencia con novelas gráficas se reduce a Sin City, que leí cuando estudiaba en Granada. Visualmente impactante - la película usó prácticamente el original como storyboard.
Maus la he tenido varias veces en las manos a punto de comprarla, pero nunca me he decidido, tomo nota