“Quería enamorarme de una solista de vientos”… era esto lo que estaba contando cuando me miró sonriendo, justo antes de advertirme que ella tocaba la flauta travesera y cantaba en una coral de gospell.
Realidad o ficción, amigos. A veces la cotidianidad supera a lo soñado. Pero no cunda el pánico, no pasó nada más de lo aquí contado en la cita que mantuve ayer con ella: la de la flauta travesera.
Hoy he vuelto al trabajo, a la realidad. Me tocaba poner en orden alguna política pública, discutir sobre si la internacionalización era un vector de crecimiento o sobre si una empresa gacela necesita capital privado o público.
Yo seguía con mi imagen del cuento que dediqué a Mireia Farrés, esa solista de la Orquesta Nacional de Cataluña a la que algunas tardes iba a ver tocar al auditorio sólo por escuchar “Titan" la primera de Malher.
Anoche sonó la flauta por casualidad. No hay mitos, pero… me hizo gracia. Un oasis en medio de esta semana sin sentido.
una buena historia para nuestro psicoanalista: el barman.
2 comentarios:
¿ Nos estamos enamorando de nuevo, Sergi ?
¿o me lo parece a mí?
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