miércoles, 18 de julio de 2007

A los 50, al desván

El lunes pasado, debido a una reunión, tuve que acudir a un edificio que no es en el que trabajo habitualmente. Dado que la reunión se retrasó ( me ponen de los nervios estas impuntualidades ), acudí a ver a un cliente que había trabajado en mi proyecto años ha.
Trabajé con él durante varios años. Es un auténtico profesional. Comprendía perfectamente todos los aspectos del sistema, tenía imaginación para definir soluciones a los problemas, se expresaba en las reuniones con una claridad y con unos argumentos tan contundentes que no había forma de replicarle. Todo esto con afabilidad, sin perder nunca los nervios ( salvo en una reunión de unas 100 en las que estuve con él ) y todo esto en medio de un proyecto con una presión muy importante. Para que os hagais una idea cuando había dudas, acudíamos a él y a la frase "Lo ha dicho Miguel" contestábamos con "Amén". Vamos, para mí, un modelo a seguir.
Pues bien, el lunes, cuando hablé con él, me dijo que se había acogido al ERE ( Expediente de Regulación de Empleo ) de su empresa, una de las mayores multinacionales de España. Me comentó que "ganas de jubilarme no tengo, pero estas regulaciones van a seguir y no sé si en el futuro serán tan ventajosas como esta".
A este hombre, con 51 años, no hay que compadecerle, se jubila con unas condiciones de las que ya no hay. Puede buscar trabajo en otro sitio si se aburre. Y puedo llegar a comprender ( es un decir ) que una empresa con beneficios millonarios siga reduciendo plantillas para ser competitiva. Son empresas con plantillas antiguas, de larga duración y los cambios en las tecnologías y en el mercado hacen que gran parte de su estructura deje de ser útil, deje de ser funcional.
Lo que nunca comprenderé es que estas reducciones se hagan vía ERE, con un coste para el Estado ( y por lo tanto para los contribuyentes ) cuando estas empresas acumulan beneficios de cientos de millones de euros. Y sobre todo, que se hagan con el método "tóos por igual". Es decir, si tienes más de X años, a la calle. Da igual que seas buen o mal profesional. Da igual que desarrolles un labor importante. Da igual si quieres seguir currando. Si tienes esa edad, a la calle.
En realidad si comprendo el porque de reducir plantillas vía prejubilaciones. Parte del coste lo asume el Estado, es más barato que los despidos. Y el trabajo, que lo haga un chaval de una consultora externa por cuatro duros y sin coste si decides prescindir de él. Pero lo que nunca comprenderé es que no se discrime, es decir que no se identifique a las personas valiosas y con ganas y años por delante para trabajar. Y con cosas que aportar. A los 50, al desván de los trastos viejos-

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